Vengo de una familia de inmigrantes que fueron construyendo su vida paso a paso con mucho esfuerzo. Aprendiendo mientras se hacia. Con mucho ensayo y error. En ese camino los bancos siempre fueron vistos como enemigos y los cheques como papeles sin valor, casi una mentira institucionalizada.
En un encuentro familiar pregunté por alguna situación fundacional de nuestro meme familiar de “Odio al sistema financiero”. Y me contaron la fundación mítica de esa configuración mental que llevarmos por generaciones en la familia.
Una tía lejana (voy a reservar su identidad ya que sus albóndigas con tuco son geniales y quiero seguir disfrutándolas) trabajo durante mas de 25 años en una reconocida fabrica de pinturas y derivados de la ciudad. Al llegar el momento de jubilarse le hicieron una fiesta de despedida muy emotiva y el dueño en persona le entregó un cheque con un importante reconocimiento monetario por todos esos años.
Con mucha emoción mi tía agradeció el gesto, la fiesta y cuando tuvo un rato en la semana fue hasta el banco a cobrarlo. En los días previos pensó en que gastarlo y como disfrutarlo. Tenía todo claro. Luego del banco iba a empezar a recorrer agencias de turismo para empezar a organizar su soñado viaje a Europa. Tanto soñó que el día indicado se quedó dormida y llegó cerca del horario de cierre de la sucursal.
Al llegar a la entrada vio que tenia 25 personas delante de ella en la fila. Se pudo impaciente porque en media hora había acordado una cita en la primer agencia de turismo. El detalle de la situación es que el segundo meme de la familia es la puntualidad. Es peor ser impuntual que insultar. Cuando estaba empezando a impacientarse un “muchacho muy amable”, según la descripción de mi tía, se le acercó y le preguntó si la podía ayudar. Ella lo vio vio vestido “como del banco” y “muy educado”.
Bien vestido y muy educado se ofreció a cobrarle el cheque sin que haga la fila, solo firmando y colocando su DNI en el dorso del cheque. Lo hizo muy rápido mientras ella lo esperaba en los sillones del ingreso a la sucursal. Y pudo llegar a tiempo a la cita en la agencia de turismo.
El “muchaho muy amable” le entrego el dinero a mi tía con un “toco mocho”, es decir que por afuera tenia billetes grandes pero por dentro eran papel de diario. Luego altero la letra y monto del cheque (multiplicándolo por 10) para cobrarlo endosándolo a favor de un tercero. Nos enteramos de esta situación por que la empresa emisora del cheque recibió una notificación donde se le informaba que había superado su capacidad de emitir cheques “en descubierto”. Mi tía tuvo que postergar su viaje, su empleador tuvo que hacer malabares ese mes con el banco y la agencia perdió un viaje seguro.
Esta modalidad de estafa se aprovecha de la buena voluntad de personas como mi tía que no tiene formación para detectar los riesgos de un accionar de este estilo. Además encuentra resquicios en la seguridad de los cheques para hacer las modificaciones con plumas y tintas especiales. Además las cámaras de seguridad no registran ese lugar de la fila donde mi tía fue abordada por lo tanto no tenemos una imagen del delincuente para facilitar su pesquisa. Nueve Reinas lo explica muy bien…
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Estas estafas se pueden prevenir si:
- No permitís que otra persona cobre tu cheque.
- Solo cobrás tu cheque en la ventanilla de la sucursal bancaria.
- Contás el dinero antes de retirarte de la ventanilla.
- Desconfías de cualquier persona que te ofrezca su ayuda para cobrar tu cheque.
- No recibís chequees “al portador”, deben mencionarte tal cual como figura tu nombre en el DNI.
- Verificas que al escribir la cantidad con números y letras, no queden espacios hacia la izquierda. Así ningún estafador puede alterar el monto del cheque.
Todo esto sucedió porque vengo de una familia donde los bancos siempre fueron vistos como enemigos y los cheques como papeles sin valor. Mi tía cobra la jubilación y saca de la caja de ahorro todo el dinero. Nunca hizo ni un plazo fijo. Algunas veces compró dolares pero nunca se “bancarizó de verdad”. Ese meme aprovecho el estafador. Llevamos por generaciones en la familia esa información cultural que le costó a mi tía un disgusto muy grande. Siempre se puede aprender y lo caro es la ignorancia.